Siempre hay excepciones. Porque existen circunstancias ante las que no cabe la indiferencia.
Y, aún así, poco puede decirse que no se haya dicho ya.
No se cómo se llaman, ni qué edad tienen, dónde han nacido o vivido, ni cómo fue su infancia. Pero de una cosa estoy segura, son unos canallas malnacidos.