"Quince hombres sobre el cofre del muerto, y un barril de ron..." Conocida, ¿verdad?
Como ya
se habrá notado, son una de mis debilidades, se les llame piratas simplemente, o corsarios, bucaneros o filibusteros. Pero aclaremos un poco estos conceptos. Los corsarios eran aventureros que hacían la “guerra corsaria” a los enemigos de su patria por encargo de sus gobiernos, es decir, tenían “Patente de Corso”. Los bucaneros rara vez “trabajaban” por encargo, y los piratas no acostumbraban a hacer distinciones entre banderas. Finalmente, los filibusteros es la denominación que recibieron aventureros estadounidenses que realizaban incursiones contra países que se hallaban en paz con Estados Unidos (con las consiguientes complicaciones diplomáticas) y que tenían como principal objetivo colonizar y explotar territorio extranjero, si bien debe matizarse que este término fue previamente una especie de sinónimo de bucaneros.
El país que sufrió más los ataques de todos estos grupos fue, casi sin ninguna duda, España, cuyos barcos sufrieron los ataques de ingleses, franceses y holandeses entre los siglos XVI y XVIII, principalmente. Es esta la época en la que los piratas adquieren su mayor relevancia histórica, pero… los ha habido desde muy antiguo. Pensemos; un pirata debe ser, ante todo y sobre todo, un excelente marino. Bien, dicho esto y remontándonos lo bastante, parece lógico pensar que los vikingos hayan sido los primeros piratas de los que se tiene noticia. O tal vez hayan sido esos “problemillas” que Roma tuvo durante bastante tiempo en el Mediterráneo.
En el s. XII dio que hablar un pirata apodado el “Monje Negro”. La gente decía que tenía poderes mágicos y que podía volver invisible su barco. Era muy difícil cruzar el Canal de La Mancha sin “darle una limosna”. Pero quizá el primer nombre de pirata verdaderamente famoso haya sido Barbarroja, si bien no se trataba de un solo individuo, sino que el mote se aplicaba indistintamente a tres hermanos, pertenecientes a los llamados Piratas de Berbería, que asolaron las naves cristianas que navegaban por la costa Atlántica de Europa y por el Mediterráneo durante el s. XVI. El surgimiento de los Piratas de Berbería tiene una causa directa en la expulsión de los musulmanes de la Península Ibérica, y operaron desde el s. XIV hasta principios del s. XIX.
Otro pirata oriental, con inclinaciones bastante depravadas, fue Alí Pachá. Le encantaba matar y esclavizar cristianos.
Pero la imagen que tenemos actualmente del pirata es la de aquellos que actuaron fundamentalmente en el Caribe, aquellos que, cuando querían desembarazarse de alguien, lo abandonaban sobre una de las innumerables islas sin explorar de ese mar, islas a las que daban nombres fantásticos.
Por ejemplo, Edward Teach, más conocido como Barbanegra, por no dividir el botín entre quince de sus hombres, los abandonó con pocas armas y un barril de ron en la isla que era conocida con el nombre de "EI Cofre del Muerto", de ahí la canción del principio. Este bucanero era famoso por su larguísima barba, que se adornaba con cintas de varios colores, las cuales se arrollaba luego a las orejas. En el combate llevaba una bandolera de la que pendían tres pares de pistolas. Bajo el tricornio llevaba trenzas de cuerda, a las que prendía fuego. Así su rostro, rodeado por las llamas, asumía un aspecto terrorífico.
Uno de los corsarios más famosos fue Sir Francis Drake, explorador y navegante que tuvo parte importante en la creación del imperio colonial inglés. Destruyó el puerto de La Coruña por completo, de donde había partido la Armada Invencible (dicen las malas lenguas que soplo y soplo… y de ahí lo de los elementos), pero no pudo tomar la ciudad como era su intención, en gran medida gracias a la valentía de María Pita (pobre hombre, si es que no sabía como se las gastan las gallegas).
Claro que las mujeres piratas, cuando las había, tampoco se quedaban cortas en lo que a temperamento y coraje se refiere.
Mary Read y Anne Bonny son, creo, las únicas que la historia recuerda. (De esta última, alguna aventura ha sido fabulada por Michael Turner como una de las portadoras del Witchblade).
Sucedía alguna vez que algún corsario se hiciera pirata. Típico ejemplo es el del célebre capitán William Kidd. Este, encargado de dar caza a los piratas y de llevar a cabo acciones de represalia contra la flota francesa, recibió del gobierno británico el mando del galeón "Adventure", a bordo del cual llegó a Madagascar donde se alió con los piratas.
Después de dos anos de piratería fue arrestado y terminó su aventurera vida en la horca, el 23 de mayo de 1701.
Los bucaneros se llamaban a si mismos "Hermanos de la Costa" y, en el período de mayor esplendor, fundaron una república en la isla Tortuga, a lo largo de La Española (Haití). A las órdenes de jefes despiadados obedecían leyes férreas que establecían rígidamente el reparto del botín, la disciplina a bordo y el comportamiento en la isla. Las desobediencias (como la de fumar en la bodega) eran castigadas, según la "Ley de Moisés", es decir, con 40 latigazos. Los delitos más graves eran castigados con la pena de muerte. Famoso por la intransigencia en la aplicación de la ley fue Bartolomé Roberts que, durante su carrera, capturó un total de 400 barcos. Se dice que obligaba a su tripulación a estar acostada a las ocho en punto; que los domingos les leía la Biblia y que sólo bebía té.
Otros bucaneros que pasaron a la Historia: Sir Henry Morgan, William Dampier y Basil Ringrose.
Todos los anteriormente nombrados combatían bajo un mismo tipo de bandera, que generalmente consistía en una tela negra sobre la que llevaban pintada, bien la conocida calavera con las dos tibias cruzadas, o también un esqueleto que llevaba en la mano un vaso de ron y en la otra un sable de abordaje.
Bueno, marineros de agua dulce, continuaremos la travesía más adelante, que ya hemos recorrido un largo trecho.
Publicado originalmente: 19:36 ; 2003-08-29